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Sabiduría gnóstica Frank Barrios

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El estudio de las corrientes filosóficas no tiene para cuando terminar. Puede pasarse toda la vida estudiando y mientras más se aprende, se descubre que somos partículas insignificantes en el Universo. Vivimos en un hermoso planeta de nombre Tierra, el cual ocupa el tercer lugar en nuestro Sistema Solar. El titán, Júpiter, es el mayor de todos los planetas y supera a la Tierra con un tamaño de 318 veces en masa. En la Vía Láctea existen unos 100 mil millones de estrellas, y su diámetro es de 100 mil años luz. Encontramos planetas más gigantescos que Júpiter, los cuales al ser comparados con la Tierra, ésta resulta ser del tamaño de un grano de arena. Nosotros, los habitantes de este tercer planeta del Sistema Solar, con todo nuestro orgullo, nos sentimos amos y señores del Universo. Algunos, hasta se jactan al decir que pertenecemos a la única especie pensante del Universo. Albert Einstein, en su momento quedó maravillado con todo lo relacionado con la creación. La perfección que encaja en la Tierra y fuera de ella. Nada es por azar y dijo el sabio alemán que: "Cuando Dios creo al Universo, no se encontraba jugando a los dados porque sabía lo que estaba haciendo".
El ser humano, en lugar de crecer para conocer el origen que le dio la vida, se ha dedicado a eliminar con furia a la misma vida del planeta Tierra, sin importarle que está acabando con el único refugio que tenemos en el Universo. La espiritualidad se ha perdido. Por añadidura los valores morales también. El respeto brilla por su ausencia, y el hombre se ha perdido en guerras, odios, venganza y rencores. Nos hemos olvidado, que dentro de cada quien encontramos la solución a nuestra problemática. A pesar que ahora existen infinidad de corrientes filosóficas y religiosas, cuya finalidad es la de regenerar al hombre, éste no ha tomado con la debida seriedad, cuando se adentra a participar en cualquiera de estos conocimientos.

Hace falta más acción y dejar de estar creyendo. Si no se hace nada, si no se busca, jamás veremos un cambio que nos induzca por un camino recto, de armonía y que nos permita vivir en paz con nuestros semejantes, respetando la forma de pensar de cada quien. Una de las corrientes filosóficas que ayuda a que el hombre se reencuentre consigo mismo viene siendo la escuela gnóstica. Un gnóstico es un estudioso de la verdad. La palabra Gnosis significa conocimiento, y el estudiante comprende que todas las demás escuelas existentes, sean religiosas o místicas, cumplen con un hermoso papel, el de orientar a la humanidad.

La Gnosis no es algo novedoso ni improvisado, su historia se remonta a épocas mucho antes de la era cristiana. Su mayor estudioso fue el maestro de maestros, Jesús de Nazaret. Este conocimiento tuvo estudiosos de la talla de María Magdalena, quien dirigía la corriente gnóstica femenina de su época y al lado de Jesús de Nazaret, la Gnosis brilló con luz propia.

Cuando el cristianismo se encontraba en sus inicios, reunía en sus templos a grandes gnósticos, quienes fueron los impulsores de esta religión. En sus templos se estudiaban evangelios como el de Felipe, Judas Iscariote y María Magdalena, entre otros. Pero en el año 172, el arzobispo de Lyon, Irineo, decide que sólo cuatro evangelios deben ser los que acepte la Iglesia Católica: "Mateo, Marcos, Lucas y Juan", considerando apócrifos a casi un centenar de evangelios, no porque no tuvieran una base que los sustentara; fueron relegados al olvido porque se anteponían a los intereses mezquinos que ya se veía venir por parte del clero. La Gnosis fue perseguida, condenada y todo aquel que fuera gnóstico, o se afiliaba a la nueva religión impuesta por el Imperio Romano, o bien, su cabeza iba de por medio. Fue así que la corriente gnóstica durmió por casi dos milenios, hasta que en la década de los años 50 del siglo pasado, un joven inquieto, el doctor Samael Aun Weor la desempolvó y volvió a mostrarla a la humanidad. Adaptada a la época, poco a poco fue creciendo hasta llegar a abarcar todo el continente americano y parte de Europa y Asia. La Gnosis es la síntesis de la filosofía, ciencia, arte y mística. En estos cuatro pilares descansa este conocimiento que busca la regeneración del hombre que quiera estudiar en sus aulas, para conocer un conocimiento de los muchos que el Todopoderoso, con su infinito amor, pone al servicio de sus hijos, la humanidad.

En el pilar de la filosofía, la Gnosis enseña al estudioso las bases para escudriñar en su interior y encontrar las respuestas a sus incógnitas. ¿Quién soy? ¿Qué hago? ¿Para donde voy? En el pilar de la ciencia, entrega prácticas para encontrar estas respuestas. Aquí encontramos técnicas como la meditación, mantralización, magia y forma de trabajar con las inteligencias superiores del cosmos.

En el pilar del arte, con el conocimiento gnóstico es posible adentrarse a los templos como las catedrales arcaicas, templos prehispánicos y entender todo lo que ahí se encuentra. Y el pilar de la mística, enseña que la Gnosis no es una religión y su mayor virtud radica en el respeto de los demás credos. Todas las religiones son perlas preciosas de la divinidad y ninguna es superior o inferior a las demás.

Mañana martes, en el local del Instituto Gnóstico de Antropología. A. C., impartiré un ciclo de conferencias en las que disertaré temas muy interesantes como: "Introducción a la Gnosis. La cuarta dimensión. La Atlántida. Desdoblamiento astral. Los misterios de la vida y de la muerte. El triángulo de las Bermudas. Meditación trascendental. El poder de la mente. El despertar de la conciencia. Lamasería tibetana para rejuvenecer. Los mudras. El poder de la mente. Los chacras y su despertar. El enigma de los Ovnis. El manejo de la magia. El rayo del superhombre y Cómo dominar a los espíritus de la naturaleza, entre otros". El local del Instituto Gnóstico se localiza en la calle Úrsulo Galván 124 de esta ciudad xalapeña. Los días de conferencia serán martes y miércoles, a las 20 horas y la entrada es libre. Gustoso recibiré a los buscadores de una verdad que llevamos en nuestro interior, y que conociendo cómo localizarla, nos hará libres.

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